Paulmann

"Rustika multifilamento".

Tungsteno estirado

en forma de jaula y ampolla 

de pera

    Vamos de nuevo con una de ésas lámparas, que aunque de fabricación actual, han sido creadas y construidas siguiendo fielmente la estructura y estilo de aquellas veteranas bombillas que alumbraron los hogares, oficinas, comercios y calles de la época de nuestros abuelos y bisabuelos.

     Hoy día en que tanto se valora el ahorro energético, es lógico pensar en sustituir la tecnología de la lámpara incandescente por la del alumbrado mediante descarga, cuyo rendimiento es notablemente superior. Sin embargo, para determinadas aplicaciones, especialmente las decorativas, la lámpara de incandescencia es inigualable, tanto por la sencillez de instalación (no se precisa del uso de equipos de alimentación o reactancias), como por las características intrínsecas de su luz, su reducido precio y su disponibilidad. Es un tipo de fuente luminosa con mucho arraigo, y por ello en la actualidad sigue siendo la preferida para la mayor parte de las aplicaciones de alumbrado interior.

     Además,   cuando  se   trata  de   recrear determinados ambientes,

Encendida a su tensión nominal.

los fabricantes recurren a la viejas tecnologías, rescatando del olvido aquellos magníficos y legendarios tipos de lámparas que hicieron las delicias de gentes que pertenecieron a varias generaciones atrás, para quienes el hecho de disponer de la iluminación eléctrica supuso un milagro tecnológico similar al que hoy día nos puede parece el uso del ordenador, las comunicaciones globales, Internet, y otras maravillas ya corrientes en la actualidad. Sea pues, bienvenido, éste entrañable homenaje, que la puesta en el mercado de éstas y otras lámparas similares, rinde a los pioneros del alumbrado por medio de la Electricidad.

     La "Multifilament" que, realmente no posee un filamento múltiple o varios de ellos conectados en serie o paralelo, como por el nombre pudiera pensarse, pertenece a una serie lanzada por la firma alemana Paulmann, y que lleva como nombre "Rustika". Esta serie se caracteriza por ser una colección compuesta por diversos tipos de lámparas de diversas formas y acabados de ampolla, distintos tamaños y potencias; fabricándose con los dos tipos de casquillo de uso normal en Europa: el E27 y E14. Tienen, por otra parte, todas ellas en común la característica de sus curiosos y raros filamentos. Incluso en la citada serie Rustika, podemos encontrar una lámpara de filamento de carbón, de 230 voltios, 60 watios, prácticamente igual a la Radium Carbolight.

     En sucesivas actualizaciones de la WEB, traeré también alguna de éstas rarezas de Paulmann.

     Ésta bella bombilla, en concreto, sigue la misma estructura de aquellas que hicieron su aparición hacia la década de los 20 del pasado siglo. Concretamente, se trata de una auténtica lámpara de filamento de tungsteno estirado, montado en la típica estructura de "jaula", que marcó el paso desde el carbón al uso del filamento metálico; primeramente de osmio, posteriormente de tántalo y por fin, de tungsteno, que es el material de base que ha permanecido en uso durante más de noventa años.

     Éste modelo, se caracteriza por el hecho de contar con una estructura de sujeción del hilo de tungsteno, que es en todo equivalente a sus predecesoras, ya que en ella, encontramos  un  pie  por   donde  penetran los electrodos 

Anclaje del filamento a la corona superior.

o alambres de acometida, el tubo extractor y una varilla de vidrio que se prolonga a lo largo del eje de la ampolla, con un pequeño botón en la punta, desde donde emergen unos finos bracitos de alambre, que presumiblemente están construidos a base de molibdeno, terminados en forma de gancho. Dichos alambres, junto con los que se hallan incrustados en la varilla, cerca de su base y del pie, forman sendas coronas, que rodean al botón de vidrio antes citado y a la varilla misma.

    El anclaje del filamento se consigue mediante los ganchitos del extremo de las citadas varillas metálicas, sobre las cuales se dobla el hilo de tungsteno, formando una "V". Así, el hilo constitutivo del filamento, vuelve a pasar por el gancho de la siguiente varilla, ésta vez del piso contrario, para volver a engancharse nuevamente en otro alambre del piso anterior, y así sucesivamente hasta abarcar toda la longitud del filamento, en cuyo punto son fijados sus extremos a los alambres de acometida o electrodos, quedando el sistema dispuesto para su posterior conexión eléctrica.

     Debido a la relativamente alta tensión de trabajo de éstas lámparas y al hecho de que se trata de un filamento de hilo recto, no enrollado en espiral, la longitud total del mismo es muy considerable, llegando a los 120 centímetros (si mis mediciones desde el exterior de la ampolla, no me engañan). Es por ello, que éste modelo posee un filamento que cambia de sentido nada menos que veinte veces, formando por tanto, ¡diez "uves"! y sus coronas constan de 9 varillas la inferior y 10 la superior. No es precisamente un  filamento  tamaño

Electrodos, pie y corona inferior.

miniatura, no señor. Lógicamente, una lámpara de éste tipo, no se puede rellenar con ningún tipo de gas inerte, debido a las considerables pérdidas de temperatura que experimentaría semejante filamento en el caso de que se encontrara sumergido en cualquier tipo de atmósfera. Por ello, se trata evidentemente de una lámpara de alto vacío, exactamente igual que sus "bisabuelas".

      A propósito de vacío: en ésta lámpara se puede observar la ausencia de punta en la parte superior de su ampolla, pero no se trata de ningún tipo de concesión a la modernidad, o de falta de rigor histórico, nada de eso:

ya desde los albores de la lámpara de filamento metálico, se vió que la punta extractora representaba un notable peligro para la integridad física de la bombilla en sí, pues era muy fácil que, debido a un pequeño golpe, dicha punta se rompiera, permitiendo de forma casi instantánea el llenado de la ampolla con el aire a presión atmosférica, motivando la consiguiente inutilización del filamento en el momento de su conexión a la red, o en el mismo instante de la rotura, si ésta tenía lugar con la lámpara encendida.

El casquillo E27 de latón dorado.

Por ello, ya en la última época de éste género de lámparas, los fabricantes optaron por desplazar el tubo extractor al interior del pie, con lo que el extremo prolongado del mismo, una vez sellado al soplete, quedaba en el interior del casquillo y por tanto, a salvo de cualquier percance.

     La característica más destacable de ésta lámpara de la serie "Rustika" es la forma de su ampolla, que sigue fielmente el contorno de las genuinamente antiguas, conocida como " Forma de Pera"  o simplemente "P" (del inglés "Pear shape"). Posteriormente, de ésta clase de globos evolucionaría la actual ampolla tipo "A" o de lágrima, corrientemente empleada en las lámparas estándar para uso general.

     Otro detalle digno de mención, es el de haber dotado a éstas magníficas lámparas de casquillos E27 de latón dorado, de muy alta calidad, lo que, junto al notable acabado de todas sus piezas de vidrio, les añade un toque más de distinción y de autenticidad, especialmente tratándose de tan especial tipo de bombilla. 

     En cuanto a la coloración de su luz, hay que decir que, con sus 60 watios, es algo más anaranjada que la de sus equivalentes actuales con filamento en espiral y atmósfera gaseosa, por tanto su rendimiento es también más reducido, emitiendo sólo 450 lúmenes, el equivalente a una lámpara de 40 watios; aunque, por supuesto, su eficiencia es muy superior a la de las lámparas de filamento de carbón. Sin embargo, su luz es extremadamente suave, debido al tamaño de su cuerpo luminoso, lo que la hace muy adecuada para aquellas situaciones donde no sean deseables las sombras emitidas por los objetos iluminados con lámparas de filamento extremadamente pequeño.

     La distribución luminosa de ésta clase de filamentos es máxima en las direcciones perpendiculares a su eje, siendo mínima en dirección al mismo.

     ¿Y qué decir de su apariencia? simplemente véanse las fotos de la lámpara encendida y apagada. Su máxima belleza se hace patente cuando se instala en lámparas o apliques antiguos, preferentemente con portalámparas de latón (no de plástico, como los modernos), debido a que en dichos aparatos, éstas bombillas están, como se suele decir "en su ambiente".

    Realmente merece la pena adquirir algunas de éstas lámparas, ya que si algún día se llegasen a descatalogar, pasarían a convertirse en auténticas reliquias, escasas y caras. 

     Gracias a mi amigo y proveedor Antonio Maroto, de la Calle Toledo, quien se encargó de realizar para mí el pedido de éstas bombillas, de las que he comprado nada menos que ¡ocho! (a pesar de su precio ligeramente elevado).

     A propósito: si queréis ver algunas imágenes más de ésta lámpara, podéis pinchar AQUÍ para ir a un pequeño álbum de fotos, donde podréis apreciar mejor la esmerada construcción de las mismas; todo un exponente de la precisión y detalle típicamente alemanes.